A
todos los que estuvimos en estos primeros talleres del huerto nos
bailaban alegres mariposas por toda la tripa. ¿A que sí? ¡La
emoción de lo nuevo! ¡La expectativa de lo divertido! ¡La ilusión
de una nueva aventura! Y puedo hablar por mí, novato en estas lides,
y que nada más estrenarme como "papi" colaborador del
huerto, pude cumplir con uno de mis sueños dorados de la infancia:
¡Ser locutor de radio!
¡Nada
como volver a ser un niño para cumplir con un pequeño sueño
pendiente y...de paso, mandarle una alegre sonrisa al destino y
decirle, ¡Lo conseguí! ¡Tal vez alguno de nuestros peques
pudo encender también en su lindo corazón una suerte de incipiente
y novedosa vocación! ¿No creéis? ¡Bien justificado entonces el
vuelo de las alegres mariposas por toda la tripa!
El martes, día 24 de octubre, a las 15 horas, el hall del cole bullía, por los
pasillos idas y venidas continuas, en el huerto todo listo y la radio
ya en marcha. ¡La radio! ¡Que maravilloso amplificador de sonidos y
de emociones! Las mariposas mientras tanto, alzando poco a poco su
alegre y divertido vuelo...
Los más peques de primaria fueron los primeros habitantes de esta fantástica aventura; agolpados y llenos de prisa, llegaban alborozados
con sus miradas llenas de brillo y unas ganas inmensas de pasárselo
en grande. Los que habían tocado la "tierra del huerto"
venían excitados, los que aún no, expectantes. Los "papis"
que tuvimos la suerte de estar allí con ellos fuimos testigos de ese
momento; de su ilusión por vivir algo distinto, de la alegría
inocente de estar juntos haciendo cosas divertidas, del gusanillo de
estar aprendiendo sin darnos apenas cuenta...Entre
los
niños
más
pequeños
de este ciclo
calaba
fácil
la
palabra
“alegria”,
disfrutando de la expectativa
de
la
novedad
y
de
la
ilusión
“que
nos
da”
hacer
cosas diferentes.
Disfrutamos mucho con ellos del valor
de
la
aventura,
y vimos
muchas
miradas
de
brillo,
ganas
de
divertirse
y
de
aprender.
Para
los chicos y chicas medianos la experiencia fue de los más variada,
pero había un denominador común, en todos se percibía la ilusión
por seguir trabajando en el huerto, todos valoraban el trabajo
cooperativo, denotando la
satisfacción por ayudar al compañero.
¡Y ese orgullo de haber obtenido un premio! ¡El premio al huerto
del año pasado! ¡El premio por "su trabajo" bien hecho! Y miles de
ideas surgieron, se propuso hacer un “Huertaurante”
con todo lo cosechado, como una suerte de taller de cocina ecológica,
también surgió la posibilidad del huerto vertical, o de pintar los
murales de fuera...¡Imaginación al poder!
Y
cuando se acercaban a la radio, todo cobraba un realce especial, la
radio les emocionaba, les hacía sentir importantes, y les lanzaba a
las risas y a las miradas de expectación entre ellos...
Y
por fin llegaron los más mayores del cole, un grupo muy reflexivo,
que hablaba de forma pausada, con palabras de más calado. Sus
miradas eran profundas. Satisfechos por el trabajo bien hecho. Dando
un buen valor al premio obtenido. Pudimos hablar del futuro, del
desafío que supone este año tan importante para ellos. Quisimos
valorar todo lo hecho, para forjar su autoestima,
como punto de partida a nuevos caminos de crecimiento
personal.¡Qué placer ver las caras de estos peques! ¡Casi poder sentir sus
pensamientos! ¡Sentir su mágica comunicación en la radio! ¡Y sus
sentimientos! Y desearles suerte...mucha suerte en este camino tan
especial que tienen por delante.
Y
así, en tres tardes maravillosas, pasamos por los no tan peques, por
los medianos y hasta por los más mayores. Y fueron tres tardes que
pasaron bien rápido, casi sin darnos cuenta, como las cosas buenas
de la vida, las que luego se transforman en tesoros que quedan para
siempre guardados en nuestro cajón personal de los recuerdos.
¡La aventura acaba de comenzar! ¡Nos espera un largo viaje entre ondas de radio, sueños y hortalizas!
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