HUERTO HUMANISTA 2017-2018: UN VIAJE EN TREN



Cole Humanista Mariner, finales de noviembre, año 2017...


Podemos imaginar fácilmente un tren antiguo avanzado lentamente entre el humo negro que deja a su paso la locomotora a través de un paisaje viejo y nevado de invierno, podemos imaginar ese mismo tren, un tiempo más tarde, atravesando ese mismo paisaje, dejando a su paso el mismo humo negro, que esta vez, se levanta camino de un cielo brillante y luminoso...totalmente azul. Podemos imaginar a los niños de nuestro cole creando y soñando...los podemos imaginar creyendo en sus propios sueños, deseosos de lanzarse al camino, deseosos de cumplir cada una de sus ilusiones...

El huerto de este mes trataba de utopías y de sueños, de imaginación y de camino, trataba de vida y de alegría, trataba de paciencia y de futuro...

Quien viera el huerto hace solo un mes, no podría reconocerlo ahora, aquellas enormes y altas hierbas, casi salvajes, habían desaparecido, quedando ahora una superficie preciosa, diáfana, toda de tierra, lista para la preparación y la siembra. Y así, los peques, nuestros peques, hicieron de ese cambio un reto de continuidad, y tal vez comprendieron, apenas como una intuición, que la vida es a sorbos lentos, que las cosas van a su ritmo; las nubes del cielo, el paso de las estaciones e incluso el viejo tren...todo a su ritmo...

Y así, sentaditos junto a ellos, después de sentir la tierra fría del otoño, nos pusimos a reflexionar, y vimos que para ellos la paciencia se tiene por conseguir el juguete más deseado, o por la llegada de un acontecimiento feliz, pero también se tiene por ese viaje, tal vez en tren, que se hace para ver a la familia en Navidad, y pudimos ver los ojos brillantes de la niña que ansiaba ese viaje y un poquito, junto a ella, nos emocionamos...

Y también, junto a ellos, vimos que la paciencia les generaba “impaciencia” por qué ellos son así, les cuesta esperar, quieren tomar cada sorbo de la vida conforme les viene, ¡que maravillosa espontaneidad!. Y de pronto, los vimos hablar de la aventura, y comprobamos que siempre prefieren seguir el camino por la ruta más divertida, y entonces, se les encendía la mirada, por qué a ellos les encanta soñar e imaginar, ¡que mejor gasolina para las piernas que la inigualable imaginación!. ¡Quien sabe adonde nos llevará el tren en esta nueva aventura!

Y los que ya son un poco más mayores, hicieron de su viaje una ruta hacia el futuro, para descubrir lo bueno que está por venir, las estaciones de vida repletas de nuevos y emocionantes hallazgos, y se llenaron de interrogantes que lanzaron al aire en compañía del humo misterioso que salia de la locomotora, y los vimos mirarse entre ellos y sonreír, y a otros los vimos callados y reflexionando, como quien mira pensativo el paisaje a través del cristal...pero sobre todo, los vimos juntos, atentos a todo, disfrutando del recorrido, anticipando la emoción de lo que pronto vendrá, ¡quien sabe que nueva estación de sueños nos aguardará en este apasionante recorrido por la vida!

El tren, poco a poco, aminora su ritmo, la vieja locomotora, al entrar en la estación, emite largos y entrecortados bufidos, en los andenes espera mucha gente, sus voces se escuchan con eco, huele a hollín y un poco a frío, el tren va frenado y por fin se detiene. Personas cargadas con bultos van bajando lentamente de los vagones, se escuchan risas, saludos y algún que otro grito...Y entre toda esa gente, una niña pequeña corre en busca de su familia. La espera siempre tiene su recompensa. Pronto será Navidad...




                                                      
                                                              ¡ Buen viaje!

Juanvi

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