Los que trabajamos en
cualquier rama de lo que nos gusta llamar “la ciencia” (así, en sentido amplio)
generalmente somos muy entusiastas al respecto. Nos gusta lo que hacemos, nos
encanta hablar de ello y estamos convencidos de que es un trabajo importante
para la sociedad actual, la cual descansa sobre pilares fuertemente anclados en
tecnologías desarrolladas en base a un conocimiento acumulado y desarrollado
durante años. Un conocimiento a menudo complejo, que no es fácil explicar. ¿Significa
esto que las científicas son disciplinas mucho más difíciles de estudiar, o el
trabajo que se basa en ellas, más complicado de realizar? En absoluto. Toda
aquella rama del conocimiento que se base en la aplicación del método científico
acarrea implícitamente una serie de particularidades que sí son algo áridas:
repetición, observación continua y exhaustiva, objetividad máxima… y todo ello
acompañado del empleo de herramientas complejas que requieren un adiestramiento
específico (empezando por conocer el lenguaje de las matemáticas y
familiarizarse con su manejo). No es este lugar para intentar desentrañar los
problemas inherentes al aprendizaje de las ciencias. Se ha estudiado mucho, y
básicamente las conclusiones de los numerosos trabajos al respecto nos dicen
que los infantes, por naturaleza, son científicos, curiosos, observadores y
experimentadores. Eso lo tenemos ganado de la mano. Pero si no entrenamos esa
actitud científica basal, si no comenzamos muy pronto a familiarizarlos con las
herramientas que deberán manejar y a enfrentarse a los problemas que acabo de
mencionar… es muy fácil que se produzca un rechazo hacia esta rama del conocimiento. De hecho, la corriente actual es aunar las disciplinas,
relacionar la ciencia, tecnología y matemáticas (lo que se conoce en términos
educativos como disciplinas CTEM) con las humanidades, con el día a día, desde
bien pronto en la educación. Trabajar la metodología, no solo la teoría, y enseñar a pensar como científicos. Que lo que llamamos “cultura popular” no se
refiera solo a conocer hechos históricos o a reconocer la obra de artistas de
relevancia, sino que incluya los descubrimientos científicos, los avances en
todas las épocas y la explicación de los fenómenos naturales de una forma
basada en la evidencia.
Lo cual nos lleva a la
auténtica razón de este escrito. La educación pública está plagada de centros y
profesionales comprometidos con todo lo expuesto arriba. Son conscientes de que
la ciencia es parte indispensable de la sociedad, y por lo tanto, de la
educación. No podemos permitir que nuestros hijos crezcan en un mundo lleno de
avances increíbles disfrutándolos como quien recibe regalos divinos entregados
por una mano mágica, sin comprender cómo funcionan, el alcance de sus
posibilidades o la responsabilidad de utilizarlos de la forma más racional. La
tecnología requiere conocimiento, un conocimiento que abarque no solo el cómo,
sino el por qué, para qué, para quiénes y con qué consecuencias. Y
lamentablemente, los temarios y libros de texto aprobados en despachos a menudo
tardan en ajustarse a las necesidades de la sociedad. Los profesores lo saben,
y se esfuerzan día a día por conseguir suplir estas carencias. Pero el tiempo
es finito, y el currículo implacable. La ciencia sigue enseñándose a golpe de
libro, de problemas, de teoría enrevesada y abstracta.
Y ahí es donde entramos
los padres. Esa es la razón de que exista una AMPA que pueda echar una mano
para vencer a ese calendario implacable. Tenemos la suerte de que nuestro
colegio comparta la visión de que la educación pasa también por las familias y
su implicación, y por ello han sabido apreciar la voluntad de una serie de
padres y madres que nos hemos unido para conformar lo que llamamos Ciencia
Humanista, una comisión dentro de la AMPA que va a suponer un puntal de apoyo
para todo lo que requiera un aporte de ideas, propuestas, y refuerzo logístico
para imbuir de método científico, uso racional de la tecnología, y sobre todo
pensamiento crítico y racional cualquier aspecto educativo del colegio. Además
de preparar actividades para el aula que refuercen el currículo, allí donde el
profesor necesite unos cuantos manos (y pies) para montar algo que por su
cuenta sería inabordable, la comisión se encargará de plantear iniciativas
puntuales para promocionar la ciencia. Y muy importante: esperamos que se convierta en un recurso transversal que impregne otras comisiones y proyectos desarrollados también por la AMPA. Actividades conjuntas con las comisiones de cine, radio, convivencia… tenemos
muchas ideas para poner a disposición tanto de los profesores y dirección del
colegio, como de los padres que quieran aportar o sugerir iniciativas.
Como muestra, la que ha sido la primera actividad en la que la comisión se ha implicado, de forma algo improvisada. Aprovechando la jornada Pequehuerto donde los más jóvenes del colegio pasaron un día en pleno contacto con este fantástico espacio, pensamos que sería una buena oportunidad para además de realizar las actividades propias de la ocasión, aprovechar para hacer una mención al cambio climático y su efecto local sobre las especies que todos conocemos. Para ello, y basándonos en este artículo, preparamos una actividad de fabricación de luciérnagas, una de tantas especies que han visto reducido su número drásticamente como consecuencia de la leve pero inexorable subida de las temperaturas medias en nuestras latitudes. Las personitas se lo pasaron de lo lindo jugando con las linternas, montando unas luciérnagas artificiales que decoraron el huerto y les recordaron que la naturaleza está plagada de criaturas fascinantes, capaces de crear su propia luz e iluminar los cielos nocturnos... pero que son las primeras en sufrir las consecuencias de una actividad humana irresponsable, con el consiguiente deterioro de la biodiversidad a nuestro alrededor. Un colegio con un huerto es un filón a la hora de abordar el estudio de la naturaleza en vivo y en directo. Un filón que esperamos ayudar a descubrir, y a explotar, a los docentes que quieran solicitar nuestra ayuda.
Como muestra, la que ha sido la primera actividad en la que la comisión se ha implicado, de forma algo improvisada. Aprovechando la jornada Pequehuerto donde los más jóvenes del colegio pasaron un día en pleno contacto con este fantástico espacio, pensamos que sería una buena oportunidad para además de realizar las actividades propias de la ocasión, aprovechar para hacer una mención al cambio climático y su efecto local sobre las especies que todos conocemos. Para ello, y basándonos en este artículo, preparamos una actividad de fabricación de luciérnagas, una de tantas especies que han visto reducido su número drásticamente como consecuencia de la leve pero inexorable subida de las temperaturas medias en nuestras latitudes. Las personitas se lo pasaron de lo lindo jugando con las linternas, montando unas luciérnagas artificiales que decoraron el huerto y les recordaron que la naturaleza está plagada de criaturas fascinantes, capaces de crear su propia luz e iluminar los cielos nocturnos... pero que son las primeras en sufrir las consecuencias de una actividad humana irresponsable, con el consiguiente deterioro de la biodiversidad a nuestro alrededor. Un colegio con un huerto es un filón a la hora de abordar el estudio de la naturaleza en vivo y en directo. Un filón que esperamos ayudar a descubrir, y a explotar, a los docentes que quieran solicitar nuestra ayuda.
Una luciérnaga hecha a partir de una botella reciclada (doble reflexión climática, ahí es nada). Aquí, cómo hacerla vosotros mismos. Agradecimiento especial a Arancha por participar de la manufactura de nuestros artrópodos plastificados.
Con esta sencilla imagen, pudimos hablar de los gorriones, explicando de paso cómo distinguir de forma muy sencilla entre machos y hembras (o dimorfismo sexual, para los rigurosos).
Y así quedó el interior del "rincón de las luciérnagas"
Esto es solo un ejemplo, preparado de forma algo atropellada, pese a lo cual fue recibido con gran entusiasmo.
Os invito a estar atentos al blog para seguir al corriente de todas las actividades
y recursos que preparemos. Y ya sabéis, podéis poneros en contacto con nosotros
a través de la cuenta de correo de la AMPA, la página de Facebook o mediante comentarios
en este mismo blog. Como coordinador de Ciencia Humanista, la comisión de
ciencia del CEIP Humanista Mariner, estaré encantado de resolver vuestras
dudas, transmitir vuestras sugerencias y hacer de enlace entre las familias y
el colegio.
Y como investigador,
docente, y divulgador científico, estoy orgulloso de poder aportar mi
experiencia y mi pasión por esta rama del saber humano en la importante misión
de reforzar la educación científica en la educación pública. Algo que ya hago
en mi día a día como profesor de universidad, y a nivel de secundaria de manera ocasional. Nunca pensé que toda esa experiencia serviría para contribuir a
hacer más rica la educación de mis hijos, de forma tan directa. Así que no
puedo sino sentirme afortunado, y agradecido, de haber encontrado un sitio
donde se pueda dar esta posibilidad y haber coincidido con un grupo de gente
extraordinaria capaz de nutrir esta comisión y sacarla adelante. Isa (experta en educación y los entresijos curriculares), Rubén (manitas tecnológico), Paloma (experta en matemáticas y sus aplicaciones socio-económicas) y Felisi (el rey de las mediciones ambientales, facilitador de recursos, y creador del muy molón logo) son por ahora mis compinches frikientíficos, siempre con el apoyo logístico y humano del resto de la AMPA.
Ahora, a ponerse manos a
la obra. La ciencia no es fácil (tampoco es imposible, ojo), ni es intrínsecamente divertida. Pero podemos
pasarlo en grande trabajando con ella. Os animo a descubrirlo con nosotros.
Carlos
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