El cuento de Ada, para el concurso 2015 de Infantil

“POR EUROPA CON MIS MULETAS” 

Andrés se despertó pronto esa mañana y desde la cama pudo ver un sol radiante por la ventana. Estaba muy contento porque era sábado y ya se iba a casa. El jueves, jugando al fútbol, se había caído y se había hecho daño en una pierna. Desde entonces estaba en el hospital, pero ya le habían dicho que el sábado podía irse a casa. Ya no le dolía y le habían enseñado a andar con muletas. Era un poquito difícil manejar esas “patas de metal”, pero mejor eso que no poder andar. Además, esa tarde se iban de vacaciones, sus papás habían preparado un viaje por Europa… ¡qué bien! 

Cuando llegó a casa con papá, mamá ya tenía todo preparado, así que cogió su libro viajero para apuntar todo lo del viaje y subió al coche dispuesto a disfrutar del verano… y se quedó dormido. Al despertar, ya estaban en un pueblecito de Holanda, lleno de casitas verdes de madera y donde hacía un delicioso olor a queso… ¡hum, qué rico! Pasaron allí 3 días, cerca del prado, oliendo a queso y a hierba fresca, mirando las vacas y las cabras de las granjas cercanas. Fue muy bonito. 

El siguiente país era Bélgica. Andrés tenía muchas ganas de llegar porque papá le había dicho que hacían un chocolate buenísimo. Ya se había acostumbrado a andar con las muletas y, aunque se cansaba un poco más, no le importó llegar con ellas hasta la chocolatería ¡riquísimo el chocolate! Estaban en una ciudad preciosa, las casas parecían castillos y en algunas zonas las calles eran canales ¡Había que ir en barco! 

Unos días después, y ya sin necesitar las muletas, llegaron a Dinamarca. Por allí mucha gente iba en bicicleta: al cole, al trabajo, a pasear… Fueron a merendar galletas de mantequilla y a dar un paseo en una bicicleta ¡de tres asientos! 

Ya de vuelta en casa, Andrés pegó las fotos y escribió sus recuerdos en su libro viajero. No se olvidó de hacer una foto de las muletas. Gracias a ellas pudo hacer este viaje, y gracias a ellas entendió a quienes las necesitan todos los días para poder caminar. En realidad, antes le parecían algo malo, pero ahora se había dado cuenta de que a cualquier persona y en cualquier momento nos pueden servir de gran ayuda. 

Ada, Mayo 2015