Kilómetro uno de la vida. Empieza la gran aventura. Falso llano y kilómetros tranquilos de curvas amplias muy fáciles de trazar, el cuerpo recién estrenado se despereza, todo es nuevo para él, la vida se abre paso con un realce especial, es la luz más nítida del mundo, la de la propia inocencia de la infancia.
Al paso por el kilómetro tres de la vida, las cuestas de la montaña amplían un poquito su dificultad, pero no demasiado…por dentro se sienten cosas, el cuerpo las quiere expresar, hace gestos, reacciona, a veces se enfada, a veces está muy alegre, otras veces quiere llorar porque no puede tener algo o porque algo le da pena…y siempre, siempre a nuestro lado, hay otros muchos que corren, cada uno a su ritmo, cada uno a su manera, y entonces, se cruzan las primeras miradas de complicidad y se esboza alga maravilloso llamado “amistad”…¡Qué bonito es descubrir los primeros amigos de la infancia!
En esta primera “cuestecita” divertida de la vida, uno solo quiere jugar, entender y divertirse…uno solo quiere abrazar, soñar y disfrutar.
Y a estas alturas, corriendo, corriendo…jugando, jugando, ya sabemos que existen los “sentimientos” y las “emociones”, y que es algo que nos pone el corazón y el cuerpo “a colores” y la carita de distintas maneras… este año, en nuestro cole, estamos aprendiendo a comprenderlos ¡Menuda aventura divertida!
Vamos avanzando por el camino, pasamos por el cinco, el seis…el siete, la vida va fijando algunas dificultades, aparecen nuevos retos y las piernas poco a poco se van curtiendo. Y en nuestra carrera, nos sentimos fuertes, sentimos nuestra imaginación, creativa y potente, y las ganas de compartirla, y aprendemos a respetar lo que los demás sienten y cómo lo sienten, y así, la experiencia del camino se hace cada vez más gratificante. ¡Es tiempo de soñar con ganas! Y en los pequeños descansillos de la montaña se atisban paisajes llenos de luz. ¡Lo mejor está por venir!
Este año en nuestro cole estamos recorriendo un “emocionante” camino. Mamis, papis, profes, peques y mucho más…autoconocimiento, respeto, legitimación de nuestros propios sentimientos y de los sentimientos de los demás, la increíble y maravillosa “inteligencia emocional”, la empatía…Y todo ello, con el gran objetivo a largo plazo de que los peques…y no tan peques, exploren, entiendan e identifiquen por sí mismos las divergencias que puedan surgir y encuentren soluciones a la medida de sus necesidades.
Y vamos a seguir avanzando, pasaremos por el ocho, el nueve, y habrá curvas en el diez, pequeños toboganes entre el once y el doce, alguna que otra pared en el trece, pero siempre a nuestro lado las miradas de complicidad y el esfuerzo compartido, y sobre todo…la ilusión por el futuro y la esperanza. ¡Cuánto camino por recorrer! Y al paso por cada kilómetro, más juegos, más días de compañerismo, participación, creación de relaciones positivas, experimentación de las emociones, la valoración de los demás, la comunicación eficaz, la cooperación en el bienestar de todos… y tantas y tantas cosas aún por descubrir. ¿No os parece apasionante este camino?
Y con los peques, nosotros siempre a su lado, acompañando cada una de sus zancadas, creando ese clima de convivencia en el que todos los peques, papis y profes, gocemos plenamente del placer de aprender creciendo, al tiempo que ascendemos kilómetro a kilómetro por la ladera despejada de la vida, disfrutando de sus preciosos y rojizos atardeceres…
¡Este mes comenzamos los talleres del Plan Convivencia 2017-2018 para padres y madres! ¿Nos acompañáis en este viaje?
Juanvi (Comisión Convivencia)
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